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martes, 7 de julio de 2020

Batalla de las Guerras Médicas III


Retomamos la reseña de la macro-partida de L'Art de la Guerre con una imagen del punto en que lo dejamos en la entrada anterior, pero con una mejor y más completa perspectiva del lateral Norte de la batalla, donde podemos observar perfectamente el intento de envolvimiento que la izquierda macedonia inicia por ese flanco.

Para contrarrestarlo, los persas han destacado a su caballería ligera del mando de su derecha. Si fuera necesario disponen además de otro contingente de caballería media en segunda línea de apoyo, lo que aseguraría el impedimento de la maniobra enemiga sin tener que dedicar el resto del mando (carros y elefantes, que mantienen su cometido original mucho más importante), para atender esta eventualidad.


Como era de preveer, y como se puede apreciar perfectamente en esta imagen, el mayor tamaño de la línea persa permite envolver al ejército macedonio casi en su totalidad, al menos por uno de sus flancos.

Quizás si el despliegue de los griegos no hubiera dejado ese enorme espacio a su izquierda, hábilmente empleado por las que quizás sean las más agresivas tropas persas, el resultado hubiera sido otro, o al menos no hubiera permitido tan fácilmente la incursión persa que claramente se aprecia por la banda Norte de la mesa.

Esto me recuerda lo que alguien me dijo en su momento, y es que el despliegue inicial de una partida (aplicable a batallas reales), es la mitad del resultado final, si no todo él. Dicho en otras palabras, una vez colocadas las tropas en el campo de batalla, el resultado está ya decidido.


La misma situación desde el otro lado, con el intento de envolvimiento macedonio en primer plano.


En este momento parecería que el bando griego debe tomar una decisión. O espera el embite persa desde un planteamiento defensivo, o avanza con toda la línea e intenta que la mayor calidad de sus tropas y un avance agresivo compense la mayor cantidad de efectivos enemigos.

Decantados por la primera opción, todo el centro de infantería pesada, y la caballería de la derecha griega avanzan de la forma más ordenada posible. Los hostigadores persas del centro reculan manteniendo la presión de sus armas arrojadizas sobre los piqueros macedonios.

La primera línea de la izquierda persa de caballería ligera también pretende desarrollar lo mejor posible su presión para estorbar e incordiar el avance griego de ese flanco de la forma más efectiva.


Y en esta última imagen para esta entrada, quisiera aprovechar para exponerla como un ejemplo de una de las conclusiones que más a menudo me encuentro en todo tipo de batallas de figuras con reglamento. Me explico.

Es muy común en partidas con los bandos equilibrados, y en las que el terreno no juega un papel especial, que se produzca a partir de la resolución de los primeros contactos lo que podríamos llamar un "efecto remolino".

Posiblemente provocado justamente por el equilibrio forzado entre ambos bandos, y por la imposibilidad de que cualquiera de ellos logre imponerse en ambos flancos, lo más normal y que más me encuentro en muchos casos de este tipo de enfrentamientos es que cada bando logra imponerse y presionar en uno de los lados, y apenas pueda contener al enemigo en el otro, produciendo una espiral en la dinámica de la batalla como podemos ver en este caso.

Siguiendo esta teoría, el bando que consigue mantener la presión y logra imponersse en su lado agresivo, y contrarresta lo mejor posible la presión contraria en el otro (su lado defensivo), será el que se lleve la victoria, normalmente, siempre que ninguna azarosa novedad venga a desequilibrar la situación de forma importante para uno de los bandos en uno u otro sentido, por supuesto.

Y aquí interrumpimos la reseña de esta entrada hasta la siguiente ocasión, que será más pronto que tarde.

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